Según (García, Lado, Tanez, Pérez y Cabarcos, 2003),
en este sentido señalan los tratamientos en los siguientes casos clínicos.
Inmunodeficiencias: Los enfermos con VIH deben ser tratados por un especialista y debe
tomarse en cuenta las numerosas interacciones farmacocinéticas que existe entre
la rifampicina y los inhibidores de la proteasa (IP) y los inhibidores no
nucleósicos de la transcriptasa inversa. Debe aplicarse el tratamiento
directamente observado (TDO) tanto para la tuberculosis TB como del VIH, así
mismo deben recomendarse tratamientos de 9 meses, ya que se ha observado
recaídas en pautas de 6 meses; se recomienda la combinación de fármacos para
evitar la monoterapia.
Mujeres Embarazadas: Según
(García, Lado, Tanez, Pérez y Cabarcos, 2003), el riesgo en mujeres embarazadas que posean TB, es mayor para
ellas y su feto que el tratamiento; los cuatro fármacos de primera línea de
elección son: R, H, E y Z, se consideran seguros y no se han asociados a
malformaciones en el feto, por lo que deben usarse como tratamiento
convencional. Las pautas para el control y seguimiento del tratamiento ha de
ser el habitual, sin embargo se recomienda la utilización del medicamento
piridoxina a todas las embarazadas que ingieran H, no debe aplicarse S ni otro
aminoglucósido por el riesgo de ototoxicidad (Hipoacusia) en el feto. En
los recién nacidos de madres con tuberculosis activa debe recibir tratamiento
para una tuberculosis latente con el fármaco H, en estos casos en particular se
debe suspender la lactancia, puesto que la madre estará tomando dicho
medicamento como parte de su tratamiento.
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